Se sube al colectivo (no importa el número, tiene la luz de giro derecha fragmentada y es piso bajo) y observa los rostros de los viajantes. Apenas ubica un rostro de mebajoporacá, se para frente a ese par de asientos (el egoísmo científico tiende a salir a la luz en situaciones tan extremas como un viaje en colectivo hacia Once). Desea ese asiento y casi desea a quien se está sentada allí. La mujer (porque es una mujer) confirma sus sospechas al ejecutar complejos movimientos de cuello para poder fijarse por la baja ventanilla a qué altura de Rivadavia están y ya casi no tiene dudas cuando la mujer se levanta del asiento aplastado y se baja del colectivo.
El desplazamiento metonímico se produce y la otra mujer (porque era una mujer, como la primera pero vieja) se pasa al lado de la ventanilla y le deja a él el asiento más próximo al pasillo. Se sienta, pasa Primera Junta, cruza Cachimayo y para. Rubia rubia morocha castaña -un tipo- rubia teñida -dos tipos- morocha colorada (las mujeres que van subiendo al colectivo). Las observa y le llama la atención la cantidad de rubias, aunque no tanto (para él, todas las rubias son una, pero como no lo son, no le llaman la atención). Hidalgo y la mujer a su lado se agita. Se para y la vieja erecta se baja.
Un par de cuadras más y vuelve a parar castaña castaña pelirroja teñida teñida rubia rubiacastaña morocha poste morocha verde rubia. En ese instante recuerda el asiento que la vieja erecta ha dejado a su lado y se sienta allí pegado a la ventana donde su aliento le recuerda el vidrio. Saca la seda saca el tabaco mete el tabaco y trabaja la seda. Así así hasta sentir el cilindro total ella no va a venir (ella y sus ojos azules no van a venir) y la muchacha rubia ojos azules que se ha sentado a su lado parece no verlo (igual él ni la ha visto) y la vieja del asiento de atrás se escandaliza y el muchacho del asiento de adelante eh, le pide una sequita de su fasito eh y no no es tabaco, ah y sigue armando, trabajando la seda; no sabe ni le importa si mientras trabaja la seda respira su vida se halla a la altura del diafragma ya no sabe si le importa que ella y sus ojos azules no van a venir quizás aparezca dobla una punta dobla en Muñiz pero ya están en Loria y sus ojos azules quién sabe dobla la otra punta (ojalá hubiera tres puntas) estira estira estira (sí, ojalá) y lleva como 17 cuadras armando el cigarrillo total ella no anda por ahí llega a Once y se para y la rubia que está a su lado entonces se da cuenta al encontrarse con su cinturón que tiene a alguien al lado entre ella y el aire asfalto y que entonces tiene que pararse para dejarlo bajar y el muchacho se prende su fasito no no es tabaco ah y toca el timbre y la vieja se escandaliza porque el joven se prendió su cigarrillo en el colectivo y no la deja apreciar el olor a chivo y a quitaesmalte y a tintura que tiene en su propio cuero cabelludo la muy pelada y entre todo eso casi había un perfume que valía la pena al lado del joven pero el olor a chivo y a quitaesmalte y a tintura de la muy pelada y se prendió el cigarrillo y bajó y mientras bajaba vio que la rubia de ojos azules era la rubia que no era todas y se sentaba ahora donde se sentaba la mujer mujer vieja erecta ahora agarra el cigarrillo y lo aprieta con su propia mano, apagándolo en su llaga.
auspicia: Sedas ''Jecur''
Tabaco ''Immortale''
El desplazamiento metonímico se produce y la otra mujer (porque era una mujer, como la primera pero vieja) se pasa al lado de la ventanilla y le deja a él el asiento más próximo al pasillo. Se sienta, pasa Primera Junta, cruza Cachimayo y para. Rubia rubia morocha castaña -un tipo- rubia teñida -dos tipos- morocha colorada (las mujeres que van subiendo al colectivo). Las observa y le llama la atención la cantidad de rubias, aunque no tanto (para él, todas las rubias son una, pero como no lo son, no le llaman la atención). Hidalgo y la mujer a su lado se agita. Se para y la vieja erecta se baja.
Un par de cuadras más y vuelve a parar castaña castaña pelirroja teñida teñida rubia rubiacastaña morocha poste morocha verde rubia. En ese instante recuerda el asiento que la vieja erecta ha dejado a su lado y se sienta allí pegado a la ventana donde su aliento le recuerda el vidrio. Saca la seda saca el tabaco mete el tabaco y trabaja la seda. Así así hasta sentir el cilindro total ella no va a venir (ella y sus ojos azules no van a venir) y la muchacha rubia ojos azules que se ha sentado a su lado parece no verlo (igual él ni la ha visto) y la vieja del asiento de atrás se escandaliza y el muchacho del asiento de adelante eh, le pide una sequita de su fasito eh y no no es tabaco, ah y sigue armando, trabajando la seda; no sabe ni le importa si mientras trabaja la seda respira su vida se halla a la altura del diafragma ya no sabe si le importa que ella y sus ojos azules no van a venir quizás aparezca dobla una punta dobla en Muñiz pero ya están en Loria y sus ojos azules quién sabe dobla la otra punta (ojalá hubiera tres puntas) estira estira estira (sí, ojalá) y lleva como 17 cuadras armando el cigarrillo total ella no anda por ahí llega a Once y se para y la rubia que está a su lado entonces se da cuenta al encontrarse con su cinturón que tiene a alguien al lado entre ella y el aire asfalto y que entonces tiene que pararse para dejarlo bajar y el muchacho se prende su fasito no no es tabaco ah y toca el timbre y la vieja se escandaliza porque el joven se prendió su cigarrillo en el colectivo y no la deja apreciar el olor a chivo y a quitaesmalte y a tintura que tiene en su propio cuero cabelludo la muy pelada y entre todo eso casi había un perfume que valía la pena al lado del joven pero el olor a chivo y a quitaesmalte y a tintura de la muy pelada y se prendió el cigarrillo y bajó y mientras bajaba vio que la rubia de ojos azules era la rubia que no era todas y se sentaba ahora donde se sentaba la mujer mujer vieja erecta ahora agarra el cigarrillo y lo aprieta con su propia mano, apagándolo en su llaga.
auspicia: Sedas ''Jecur''
Tabaco ''Immortale''
Satisfacción Garantizada por Prometeo y los Buitres
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