viernes, 26 de enero de 2007

la cámara avanza

De noche, casi de madrugada...
tarde al menos;
llueve, o llovizna?
mejor garúa; en la calle Corrientes, Corrientes y Callao, digamos;
hay olor
olor a café y suena Take Five,
la versión de Charlie Parker.
Caminan un hombre (mejor, un tipo) y una mujer (más bien una niña).
Se aman, sí, y la cámara avanza, avanza.
Y el tipo (que es pelado y tiene unos 20 años) mira a la niña (tan niña y tan soberbia, de cabello negro y escote profundo) y como que vuelve a su infancia, que no está tan lejos (ellos están en Corrientes y Callao y en Corrientes y 9 de Julio había quedado su infancia).
Y la niña de la mirada profunda y el escote avismal lo mira de reojo y se cubre el rostro con su cabello y lo sigue observando, intentando disimular su admiración y su desconcierto.
Y el tipo se adelanta, agitando los brazos en el aire.
"Y la cámara avanza, avanza!"
Una visión se proyecta entre sus manos y se abre frente a ellos. Una visión estremecedora, una procesión maravillosa, de gentes avanzando y danzando al ritmo de África. Gritan y lloran y bailan y aman y entre los brazos del tipo pasa y queda todo ese amor; y la niña cae allí.
Cómo no enamorarse, pues, si todo ese amor duerme allí y ni el tipo cree posible que despierte y grite y cante y baile?
"No hay nada sagrado, nena, nada a qué consagrarse" dice él.
Y la mina calla y lo mira; ella se ha quedado en la procesión pero lo mira. Es ella quien debe reconciliarlo con su amor y con la visión que sólo él pudo enseñarle.
Tomalo de la mano, nena; por favor, no dejes que esa visión muera, no abandones la procesión.
Ama, la niña ama y crece con el amor, que despierta y despierta en ella una verdadera alegría. Del Blues, pues, nace el jazz y también su voz, esa voz tan extraña que al fin atrae al tipo.
-Hay tanto dolor allí afuera
-Y también aquí adentro
-Y sin embargo, vi algo allí dentro
-He sufrido mucho, me aterra ver adentro mío
Vamos, nena, mostrale, enseñale, que del Blues nace el Jazz y hay olor a café mientras la lluvia baja. Enseñale la procesión como él se atrevió a mostrarte, aunque ahora haya arrugado... ha sufrido mucho.
Vamos, nena, tomalo de la mano, traigan el sueño, empiecen las procesión. Vamos, vamos, que la lluvia baja y salpica, vamos a la procesión.
Y sí, hay mucho dolor allí afuera, nadie encuentra a qué consagrarse, todos estamos enojados; tenemos que reconciliarnos con nuestro amor, vamos a la procesión!
Vamos, nena, tomanos de la mano y vamos a la procesión.
Ahora, ahora que África canta, vamos a la procesión.
Sí, ahora, vamos, la lluvia baja! A la proseción!
El amor, el amor, los bronces, el fuego, es la procesión.
Vamos, nena, empieza la procesión.
Vamos, muestra la piernas de sol.
Vamos, nena, que empieza la procesión.
Vamos, vamos, que la lluvia baja, Ujánturún! Ujánturún! Lu lluvia baja!
Vamos, nena, vamos a la procesión...

(Temprano a la madrugada, la lluvia baja en la ciudad, los olores se mezclan y suena música, de África, de Asia, de Oceanía, de Europa, de América, uniéndose. Caminan, de la mano, un hombre y una mujer.)

jueves, 25 de enero de 2007

haiku -reencontrado-

no tiene vuelta
como flecha lanzada
palabra dicha