sábado, 2 de junio de 2007
fatalidad de los colectivos en un día previo
los diminutos
corpúsculos
trémulos,
impúdicos
fastidiosos,
se agitan y
reclaman
gritan
"¡Arriba!"
y yo
espero resurreción.
Pocas cosas
en la vida
hay tan fatales
como los colectivos
poca cosa
las parcas
al lado de sus hilos
(cuando los hilos son
los propios
subterráneos)
"En la vida
pocas veces
me he encontrado
sumergido en
tanta belleza
y de una manera
tan fatal
tan tonta mente
tan breve
"
Y ya
de nuevo
los corpúsculos
impávidos
intrínsecos
insistentes
cuadra
tras cuadra
por 11 cuadras
gritan
reclaman
y al extremo
del endecano compuesto
se agitan
"¡Abajo!"
y yo
espero resurreción.
No me despedí
antes de bajarme
tampoco de ella
de todas ellas
de ninguna
de todas esas
estimulantes
estas bellezas
ni tampoco
de todas estas
esas personas
que he conocido
y que hoy he visto
no
No me despedí
y me hubiera gustado
decirles
"mis queridos
tan queridos
mis odiados
mis compañeros
tanto apoyo
mis obstáculos
mis ingredientes
tan similares
a condimentos
instituciones
demoledoras
de pareceres
ajenos
otros
nosotros
ya no nos veremos
por otros ramales
nos separamos
por otros recorridos
nos restrasamos
y nuestros caminos
nos se juntarán
posiblemente
es decir
muy probablemente
por el resto de mis días
y quizás de tus días
y de los nuestros sus días
también
quizás
mis queridos
tan queridos
demediados
nuestras
libertadades
terminan
donde sigue
la vida
en los colectivos
en los subterráneos
"
Así
me habría
gustado
Así lijado
Así volteado
despedirme
de estas personas
con las que tanto
he lijado
y tanto
he volteado
Pero ya
los diminutos
impertérritos
infatigables
corpúsculos...
no
No me despedí
de esas personas
y que hoy he visto
existo
embisto
desisto
listo
espero resurreción.
sábado, 19 de mayo de 2007
carta sobre el sueño
A quien despierte:
Entre el "todavía no" y el "ya no", todas las vacilaciones son la misma.
Una constante espera, podríamos decir, aunque estaríamos menos errados si dijéramos "duda" (total, errados estaríamos lo mismo). Una duda.
Un estado extraño en el que esperamos la muerte sin saber cuándo vendrá, pero completamente seguros de que efectivamente lo hará. Y no hay nada más efectivo que la muerte. En esa enorme, gigantesca e ínfima vacilación que es una vida, todas las otras dudas se hayan contenidas y a la vez compuestas por la vacilación mayor.
Así, toda duda se torna idéntica a la que la ha precedido y la que la seguirá y todas a aquella que las contiene. Todas son imitación (y no hay como la duda para la mímesis). Todas tienen su "todavía no" y su "ya no" y todas llevan consigo la muerte. Entre el "todavía no" y el "ya no", todas las vacilaciones son la misma.
Ahora bien, partiendo de la consideración que usted hacía, K*** (pues intuyo que en algún momento usted leerá esto que hoy o ayer estamos escribiendo), considerando esa conciencia de la inconciencia que se condesa en el sueño... y me refiero, claro, a la conciencia de muerte que implica el sueño, es decir, la inmersión en la inconciencia. Partiendo de esa consideración que usted hacía, amiga mía, la única vacilación que no se torna en mera imitación es (escuche!) la de irse o no a dormir. "Con alguien", "en soledad", "con quien", "sin quien", "temprano", "tarde", "en la cama", "en el suelo", puras salientes de las que nos aferramos para no precipitarnos en eso que intuímos es una caída... dudas despreciables cuya existencia se justifica tan solo en el miedo, pues encubren la verdadera duda, la verdadera vacilación, que es la de irnos o no a dormir, sumergirnos o no en la inconciencia que sabemos es la muerte.
Y si nos resistimos? Desfallecemos hasta que inevitablemente nos dormimos en el transporte público y nos despertamos en la General Paz; es casi casi un recordatorio por parte de la inconciencia de que, finalmente, ella es dios y que el sueño, la muerte, sobrevendrá inevitablemente...
Entonces, entregarse al sueño es algo así como adelantar brevemente la certidumbre final y guarda en sí un acto sublime, que roza lo divino, pues en él conocemos y abrazamos a nuestro dios y somos uno con él, gozando brevemente de no ser realmente dominados (pues la inconciencia, efectivamente, nos domina), todo lo cual se alcanza al ser suprimida esa voluntad del individuo conciente y tornarse todo en deseo inconciente. Podría decir que difiero con usted aquí, pues no siento que nosotros (si ese nosotros se trata del conjunto de yoes, es decir, concientes), en la inconciencia juguemos a ser dios, sino que en la inconciencia (que es dios y que es el dueño del juego del sueño), el yo se desdibuja, se desdobla, perdiendo relevancia su voluntad de pensamiento al punto de desaparecer y desvanecer consigo al yo mismo, quedando únicamente ella, que es dios. Me dirán, pues, que no es que no seamos dominados entonces sino que se elimina a aquel que es dominado en el estado de conciencia, que es el pensamiento. Les diré que lo mismo da.
Uno puede morir una y mil veces dentro de su sueño, dice usted, K***. Sin duda, pero no a voluntad... revivimos para volver a morir únicamente si el otro, inconciente, desea que así sea.
Así, siguiendo con eso que usted decía de la muerte y el sueño unificados, podemos imaginar que la muerte es un sueño en el cual, finalmente, el otro, inconciente, no desea que revivamos para así volver a morir. Y así morimos. Sí, podemos imaginarlo así. Al fin y al cabo, el sueño es el juego favorito de nuestra desmedida imaginación, no es así? Ah, señorita, cuánto ha acertado usted; nuestra D E S M E D I D A imaginación... nos salva, señorita, pues si no fuese desmidida, jamás nos atreveríamos a incursionar en esos terrenos que hemos otorgado a la muerte. Y así, el sueño, tarde o temprano, quedaría primero vetado y luego vedado.
Primero lo ordenarán y lo someterán a una gélida rígida frígida aprobación de un ministerio, seguida de incluso! su estimulación. "Los niños duermen 8 horas", "los obreros, 6", "las mujeres, 7". Luego, ya en dictadura, será obligatorio y se incluirá la negación. "Los niños no dormirán más de 8 horas", "los obreros, no menos de 6", y se omitirá a las mujeres. Luego, para ponerle un poco más de onda, se acortará el período de sueño, restándole, la mayor parte de los casos, 2 o 3 horas.
Cuando la opresión y el despotismo de la dictadura (que por cierto habrá aplicado la pena capital tanto a quien excediera su tiempo destinado como a quien durmiera menos de la cuenta o no durmiera) se hallan vuelto inadmisibles, la tiranía caerá, se enjuiciará a los dictadores y finalmente, se vetará el terrible Sueño, símbolo de la imposición y la opresión.
Y del veto al vedo, hay sólo una letra.
Amiga mía, se entiende ahora lo de "todo eso es en vano, como no dormir".
Dormir, dormir, pero mucho más, soñar...
Si este sueño es apacible o si hay lugares, personas, mundos y universos depende del deseo, del capricho hundido hasta el cuello en la inconciencia. Ahora, no seamos tan necios de decir y pensar que al no poder dominar el sueño, éste se vuelve inútil, sin sentido... como bien dice usted, tal vez nuestra vida sea el sueño del sueño de la muerte, que también es sueño.
No dormir es en vano.
A quien despierte, dulces sueños.
Quien Firma
viernes, 18 de mayo de 2007
domingo, 13 de mayo de 2007
Soneto XXIII (,VII aproximadamente)
y en busca de amor de poesía plena;
explorando la geografía interna
construiré alguna obra paso a paso
y si alguien se propone irme a buscar
que sea donde haya canto y fragor
allí donde haya lluvia, por favor
allí donde es el trueno me hallarán;
cuesta arriba irán las piedras quebradas,
destrozados por los golpes-intento
los muros tornan en vida enlazada
y yo extraeré anteayer o mañana
en forma de endecasílabo soneto
del 5-6-4 la raíz cuadrada
jueves, 10 de mayo de 2007
espejos desterrados
(Y allí va y destroza su alma)
Larga Vida al Rey Masoca y su prole, los que quebramos nuestra cérviz.
(en un cuenco que hierve)
El Rey Masoca avanza de espaldas y penetra en la exhuberancia turgente
(entre las siemplegädas)
y de un momento a otro empezamos a oler la sopa
de cangrejo inmortal que sobrenada
y condensa en el frío de nuestros ojos muertos
los ojos de nosotros los que quebramos nuestra cérviz
martes, 8 de mayo de 2007
espejos destilados
el pecho me duelel pecho yel pelo enel hielodel solquea rrastracer rame porfavor lapersiana laventa nay labrumaque menfunda y nomede jadis tinguirel corazón esternocleidomasteóidiástolecístolediástolevodkatequilayadentroout
domingo, 6 de mayo de 2007
espejos desvelados
.yo ya me había dado cuenta
sábado, 5 de mayo de 2007
despacha que dispiërtan
viernes, 4 de mayo de 2007
clima de seda
El desplazamiento metonímico se produce y la otra mujer (porque era una mujer, como la primera pero vieja) se pasa al lado de la ventanilla y le deja a él el asiento más próximo al pasillo. Se sienta, pasa Primera Junta, cruza Cachimayo y para. Rubia rubia morocha castaña -un tipo- rubia teñida -dos tipos- morocha colorada (las mujeres que van subiendo al colectivo). Las observa y le llama la atención la cantidad de rubias, aunque no tanto (para él, todas las rubias son una, pero como no lo son, no le llaman la atención). Hidalgo y la mujer a su lado se agita. Se para y la vieja erecta se baja.
Un par de cuadras más y vuelve a parar castaña castaña pelirroja teñida teñida rubia rubiacastaña morocha poste morocha verde rubia. En ese instante recuerda el asiento que la vieja erecta ha dejado a su lado y se sienta allí pegado a la ventana donde su aliento le recuerda el vidrio. Saca la seda saca el tabaco mete el tabaco y trabaja la seda. Así así hasta sentir el cilindro total ella no va a venir (ella y sus ojos azules no van a venir) y la muchacha rubia ojos azules que se ha sentado a su lado parece no verlo (igual él ni la ha visto) y la vieja del asiento de atrás se escandaliza y el muchacho del asiento de adelante eh, le pide una sequita de su fasito eh y no no es tabaco, ah y sigue armando, trabajando la seda; no sabe ni le importa si mientras trabaja la seda respira su vida se halla a la altura del diafragma ya no sabe si le importa que ella y sus ojos azules no van a venir quizás aparezca dobla una punta dobla en Muñiz pero ya están en Loria y sus ojos azules quién sabe dobla la otra punta (ojalá hubiera tres puntas) estira estira estira (sí, ojalá) y lleva como 17 cuadras armando el cigarrillo total ella no anda por ahí llega a Once y se para y la rubia que está a su lado entonces se da cuenta al encontrarse con su cinturón que tiene a alguien al lado entre ella y el aire asfalto y que entonces tiene que pararse para dejarlo bajar y el muchacho se prende su fasito no no es tabaco ah y toca el timbre y la vieja se escandaliza porque el joven se prendió su cigarrillo en el colectivo y no la deja apreciar el olor a chivo y a quitaesmalte y a tintura que tiene en su propio cuero cabelludo la muy pelada y entre todo eso casi había un perfume que valía la pena al lado del joven pero el olor a chivo y a quitaesmalte y a tintura de la muy pelada y se prendió el cigarrillo y bajó y mientras bajaba vio que la rubia de ojos azules era la rubia que no era todas y se sentaba ahora donde se sentaba la mujer mujer vieja erecta ahora agarra el cigarrillo y lo aprieta con su propia mano, apagándolo en su llaga.
auspicia: Sedas ''Jecur''
Tabaco ''Immortale''
yo estaba ahí y no he visto nada
El niño, temeroso de la oscuridad halógena y los gritos de acetileno, levanta su cabeza y en un cielo agonizante descubre una luna, violada a fuerza de púnica castidad, disputando un último partido ante una hinchada de un alma, de un corazón y de un solo par de ojos, desalojada de su espacio, confinada al perpetuo visitante.
-mirá… la luna!
30000 almas miran ahora hacia arriba; nace el silencio en el estadio; el cielo (y sus hijos) y la tierra (y su hinchada) están ahora empatados y vuelven a ser uno, como antes de que nadie necesitara decir nada.
(perdón)
jueves, 3 de mayo de 2007
.-prólogos
.
...
martes, 1 de mayo de 2007
abrazando la enajenación
¿Quién soy yo para corregir a Cortázar, a Joyce, a Arlt, al vecino, a usted?
¿Quién soy yo, entonces, para corregir a esos otros que he sido?
(y entonces, tampoco puedo censurar a ese que quiere corregir y corrijo; tampoco al que quiere publicar y publico)
martes, 13 de febrero de 2007
reflocación
y otra muy distinta es atarse a la estética de la melancolía
jueves, 8 de febrero de 2007
humo
Lo que no he podido hacer es fumar en Tilcara y en Ushuaia al mismo tiempo;
lo que separa los lugares no es el espacio sino el tiempo...
viernes, 26 de enero de 2007
la cámara avanza
tarde al menos;
llueve, o llovizna?
mejor garúa; en la calle Corrientes, Corrientes y Callao, digamos;
hay olor
olor a café y suena Take Five,
la versión de Charlie Parker.
Caminan un hombre (mejor, un tipo) y una mujer (más bien una niña).
Se aman, sí, y la cámara avanza, avanza.
Y el tipo (que es pelado y tiene unos 20 años) mira a la niña (tan niña y tan soberbia, de cabello negro y escote profundo) y como que vuelve a su infancia, que no está tan lejos (ellos están en Corrientes y Callao y en Corrientes y 9 de Julio había quedado su infancia).
Y la niña de la mirada profunda y el escote avismal lo mira de reojo y se cubre el rostro con su cabello y lo sigue observando, intentando disimular su admiración y su desconcierto.
Y el tipo se adelanta, agitando los brazos en el aire.
"Y la cámara avanza, avanza!"
Una visión se proyecta entre sus manos y se abre frente a ellos. Una visión estremecedora, una procesión maravillosa, de gentes avanzando y danzando al ritmo de África. Gritan y lloran y bailan y aman y entre los brazos del tipo pasa y queda todo ese amor; y la niña cae allí.
Cómo no enamorarse, pues, si todo ese amor duerme allí y ni el tipo cree posible que despierte y grite y cante y baile?
"No hay nada sagrado, nena, nada a qué consagrarse" dice él.
Y la mina calla y lo mira; ella se ha quedado en la procesión pero lo mira. Es ella quien debe reconciliarlo con su amor y con la visión que sólo él pudo enseñarle.
Tomalo de la mano, nena; por favor, no dejes que esa visión muera, no abandones la procesión.
Ama, la niña ama y crece con el amor, que despierta y despierta en ella una verdadera alegría. Del Blues, pues, nace el jazz y también su voz, esa voz tan extraña que al fin atrae al tipo.
-Hay tanto dolor allí afuera
-Y también aquí adentro
-Y sin embargo, vi algo allí dentro
-He sufrido mucho, me aterra ver adentro mío
Vamos, nena, mostrale, enseñale, que del Blues nace el Jazz y hay olor a café mientras la lluvia baja. Enseñale la procesión como él se atrevió a mostrarte, aunque ahora haya arrugado... ha sufrido mucho.
Vamos, nena, tomalo de la mano, traigan el sueño, empiecen las procesión. Vamos, vamos, que la lluvia baja y salpica, vamos a la procesión.
Y sí, hay mucho dolor allí afuera, nadie encuentra a qué consagrarse, todos estamos enojados; tenemos que reconciliarnos con nuestro amor, vamos a la procesión!
Vamos, nena, tomanos de la mano y vamos a la procesión.
Ahora, ahora que África canta, vamos a la procesión.
Sí, ahora, vamos, la lluvia baja! A la proseción!
El amor, el amor, los bronces, el fuego, es la procesión.
Vamos, nena, empieza la procesión.
Vamos, muestra la piernas de sol.
Vamos, nena, que empieza la procesión.
Vamos, vamos, que la lluvia baja, Ujánturún! Ujánturún! Lu lluvia baja!
Vamos, nena, vamos a la procesión...
(Temprano a la madrugada, la lluvia baja en la ciudad, los olores se mezclan y suena música, de África, de Asia, de Oceanía, de Europa, de América, uniéndose. Caminan, de la mano, un hombre y una mujer.)